domingo, 6 de marzo de 2011

Día 10. Camino al centro de la tierra

11 de febrero de 2011

Tras nueve días de atravesar terrenos ganaderos, el insistente olor de las vacas y los establos se había convertido en nuestra cotidianidad. Este día amanecimos en la propiedad del Sr. Benítez; una vaquería de sobre 250 cuerdas, rodeada por imponentes mogotes y una de las más exitosas en producción de leche de toda la región del noroeste de Puerto Rico. El Sr. Benítez fue un excelente anfitrión y además de dejarnos pernoctar en su finca, tuvo la disposición de introducirnos en la operación de su vaquería. Participamos del proceso de ordeño, conversamos sobre la polémica surgida a raíz del incremento en el precio de la leche, además de los futuros retos de la industria lechera en la isla. Quién hubiese imaginado todo el trabajo detrás del vaso de leche fresca que nos tomamos en la mañana o antes de dormir. Luego del desayuno, nos despedimos del Sr. Benítez para continuar con nuestra travesía. Comenzamos en Barrio Arenales Altos de Isabela en donde conocimos a Don Jorge, artesano de instrumentos musicales, realizados en gran parte con maderas nativas de Puerto Rico. En su taller pudimos observar desde distintos estilos del cuatro puertorriqueño, guitarras, hasta algunos bongos. Todos hechos con maderas como la caoba, mahoe, acacia, pana y el espino rubial. Fue verdaderamente fascinante ser testigo de tan hermoso trabajo artesanal y aprender como se confeccionan los instrumentos de la música típica de nuestro país.


Al igual que muchas de las comunidades de las que ya visitamos y en donde la comunidad se compone, en su mayoría, por miembros de la misma familia, existe un alto grado de desinformación con relación a la construcción de la PR22 a campo traviesa. A lo largo del transecto observamos que existe un problema de falta de comunicación, sensibilidad y entendimiento de parte del gobierno hacia las comunidades que se verían afectadas. Los residentes reclaman que si se fuera a dar un proceso de expropiación debería ser con el aval de la comunidad y procurando alterar lo menos posible la integración vecinal. Muchos de los residentes y ganaderos de la región hacen énfasis en su interés en que el gobierno consulte a la comunidad y se interese por sus problemas, inquietudes y propiedades. Para Don Jorge la expropiación no solo significaría dejar atrás su casa sino también su familia y vecinos. Argumento que denota un interés por conservar ese tejido social comunitario que se forma con años de convivencia vecinal y relaciones humanas.

Nos despedimos del Don Jorge para intentarnos a un pequeño pedazo de bosque que queda detrás de su taller. De machetazo en machetazo, fuimos limpiando los bejucos y maleza que había entre los árboles. Luego de unos minutos, arribamos al punto donde realizaríamos un rápido censo de flora y fauna del área. Joel fue identificando minuciosamente las distintas plantas y árboles en el bosque. Fotografiaba y documentaba en su libreta la estructura de las hojas y ramas, sus frutos y flores. Mientras que Miriam buscaba entre las rocas y raíces de los árboles la existencia de algún anfibio, reptil o insecto, como las salamandras, lagartijos o arañas. Una vez culminado el censo, continuamos abriendo camino por el bosque hasta dar con una de las dos canteras, que según la alineación propuesta para la autopista, se afectarían por la construcción. Nuestra primera impresión fue pura devastación, como en unas de esas películas donde se presenta la situación minera en continentes como África o Sur América.


Desde la altura del cerro calizo pudimos observar como, poco a poco, las máquinas iban devorando lo que antiguamente fueran mogotes. Maquinas que van extrayendo lateralmente el contorno de las colinas. Una vez consumidas, siguen extrayendo el material de una forma vertical hacia el interior de la tierra como queriendo llegar al centro de la Tierra misma. Verdaderamente impresionante. Logramos entrevistar a uno de los trabajadores de esta mina; según nos comento, el material extraído se utiliza como material de agregado para la construcción, pero que en los últimos meses la demanda por el material ha disminuido drásticamente, esto debido a una merma significativa en la industria de la construcción. Tanto así que el dueño de unas de las minas, que ya cuenta con un permiso para la explotación de una finca de  aproximadamente unas 400 cuerdas cerca del Río Guajataca, ha desistido de comenzar su explotación y operación.


La remoción de la corteza terrestre en estas minas nos hizo reflexionar sobre los aproximados 14  millones de metros cúbicos de material que tendrá que ser extraído para permitir la construcción de la extensión de la PR22. Este material será utilizado como relleno para los sumideros y otras tantas irregularidades características de la topografía kársticas. Mientras observamos el gran cráter de la cantera muchas fueron las preguntas o inquietudes que nos surgieron, ¿Cómo se mitiga la extracción cientos de toneladas de corteza terrestre? ¿Cómo se mitiga el relleno de cientos de sumideros que recargan nuestro valioso acuífero del norte? ¿Cómo se mitiga la destrucción de mogotes, sumideros, cuevas y cavernas que tardaron cientos de años en formarse? La respuesta es que no hay tal cosa como mitigación. Se perderían para siempre. A lo largo de nuestra travesía escuchamos de uno de los ganaderos la intención del gobierno de comprar los mogotes que tiene en sus fincas para utilizarlos como rellenos en la construcción de la autopista, lo que representa no solo un impacto directos por donde se pretende construir la autopista, sino también en terrenos y sistemas naturales aledaños.

Dejamos atrás al gigantesco cráter para seguir nuestra travesía hasta llegar al municipio de Moca. Previo a llegar a Moca habíamos acordado con la Sra. Pellot, residente del Barrio Aceituna, quien muy amablemente dispuso de su tiempo y hogar para asistirnos en nuestra travesía. La Sra. Pellot había coordinado de antemano una entrevista con una televisora local, además de invitar  varios de los miembros de la comunidad para un compartir en su hermosa residencia al pie de dos gigantes cerros calizos. Esta comunidad no solo vive los impactos negativos producto de la actividad mineras de las canteras que actualmente están en operación, sino que bien pudieran ser victimas de los futuros planes de explotar otros cerros calizos cercanos o enclavados justamente en la comunidad. Para algunos de los vecinos, el establecimiento de una cantera en la inmediatez de su comunidad alteraría significativamente la calidad de vida a través de contaminación auditiva y los polvo fugitivos producto de las maquinas que remueven el material de la corteza terrestre. Además, tendría serias implicaciones sobre la integridad ecológica de los bosque del área y por consiguiente sobre los recurso de agua subterránea como los pozos  y acuíferos. La comunidad se ha dado a la tarea de llevar sus reclamos a las agencias pertinentes y han trabajado un sinnúmero de otras iniciativas como nombrar propiamente las calles del barrio, gestionar la construcción de infraestructura de agua potable además de proyectos relacionados al patrimonio cultural y natural del área. Luego del almorzar y compartir con un grupo muy diverso de la comunidad, nos dimos a la tarea de salir  al barrio para entrevistar un agricultor de la región.


El señor Nieves nos recibió en su casa, una finca de unas 497 cuerdas destinadas al cultivo de heno o forrajes que suple alimento a más de 7 ganaderías a lo largo de la región norte de Puerto Rico. Al igual que muchos otros ganaderos a lo largo del transecto, el Sr. Nieves sería directamente afectado por la construcción de la PR22 a campo traviesa. Según el Sr. Nieves, esta no sería la primera vez que el gobierno pretende expropiarle su tierra. El primer intento fue con el motivo de construir un centro comercial y el otro para realizar un parque industrial el cual esta siendo actualmente construido en un terreno aledaño a su finca.  En ambos casos, y luego de largos procesos legales y políticos, Nieves logró que su finca permaneciera bajo su titularidad y destinada al uso agrícola. Nos contó que en una ocasión un alto funcionario de gobierno lo visitó a su finca con el propósito de negociar la compra de sus terrenos. Para el funcionario la expropiación del terreno para la construcción de un parque industrial tenia un fin público ya que crearía muchos más empleos que una simple finca destinada ala producción de heno. Este le comentó al funcionario que su finca no solo producía heno sino que también generaba empleos directos e indirectos tanto en su finca como en otras tantas de la región. Para Nieves, algunos funcionarios de nuestro gobierno parecen ignorar que la agricultura es parte del motor económico de nuestro país. Según Nieves, “un país sin agricultura es un país destinado al fracaso.” Nos recalco la importancia de la agricultura en estos momentos en que se avecinan tiempos de crisis por el alza en los costos de alimentos y su escasez debido a eventos naturales ocasionados por el cambio climáticos. La finca del Sr. Nieves ha pasado de generación en generación y ahora son sus hijos los que están directamente encargados de la faena del día a día. Luego de una larga charla nos despedimos para ir a compartir nuevamente con las familia Pellot donde pernoctamos esa noche para el día siguiente continuar con la expedición.

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