domingo, 6 de marzo de 2011

Día 11. Entre antiguas tierras de caña y cafe

11 de febrero de 2011

Sin duda, la mejor noche de descanso que  tuvimos luego de diez días de travesía. Además del buen compartir, pudimos asearnos y dormir cómodamente gracias a los hospitalidad de la Daisy y su esposo Tato Rodeada por bosques y árboles frutales, su hermosa residencia fungió como un oasis para recargar baterías y animarnos para seguir en nuestro arduo recorrido. Nuestro día comenzó en un cercado al borde de la carretera #464 en el barrio Aceitunas de Moca, desde donde nos abrimos paso por un hermoso valle ganadero distintivo por sus pastos con variadas tonalidades de verde y su rudimentarias cercas hechas con troncos de madera y alambre de púas. Luego de unos minutos en el campo, nos topamos con nuestro primer mogote. Verdes cerros, como esmeraldas, que sobresalen del valle agrícola para ofrecernos toda su diversidad de plantas y animales. Nos internamos en el mogote y comenzamos a ascender ante la mirada sigilosa del carpintero y entre la maraña de bejucos y arbustos. El peso que sentíamos en la espalda debido a la carga de nuestro bultos incrementaba en la medida que íbamos ascendiendo por las laderas del mogote con el solo propósito de llegar a su tope. Una leve brisa costera lleno nuestros pulmones de aire fresco y nos encomendamos a la labor de identificar las plantas, aves, anfibios y lo que se apareciera a nuestro paso. Cuenta aquí, escucha canto de aves por acá, retrata, observa y apunta fueron las tareas por un periodo de 30 minutos. Rodeado de ficus, robles, almácigos, nos dispusimos a continuar nuestro camino monte abajo para llegar al llano costero. 

Durante el descenso logramos divisar en el aire lo que pareciera ser un avión de control remoto. Para nuestra sorpresa parte del llano se utiliza como pista por un grupo de personas aficionadas a los aviones y helicóptero de control remoto. Atónitos observamos a adultos como niños realizando acrobáticas piruetas y disfrutando de lo lindo. Pero más atónitos se mostraron estos al vernos salir repentinamente del monte con nuestros grandes bultos, equipo fílmico y nuestros machetes. Continuamos nuestro camino pero no sin antes desviarnos para visitar unos de los atractivos históricos y culturales de esta región, el Palacete Los Monroe. Enclavado en lo que históricamente fue una prominente hacienda cafetalera para el siglo XIX, y una central agrícola a principios del XX, este palacete evidencia lo rico y diverso de nuestra raza y origen cultural.


Según la información provista esta hacienda pertenecía a la familia Pellot, provenientes de la región vasca de Fuenterrabía, cerca de la frontera franco-española. Para ese momento la hacienda era cafetalera y se conocía como Iruena. En 1860, Juan Labadie adquiere la hacienda de los Pellot y es luego de su muerte que su esposa, Cornelia Pellot decide construir dicha estructura de hormigón. La casa Labadie fue diseñada por el ingeniero francés Paul Sevajean en 1893 pero no es hasta el 1905 que se construyo. El palacete es una adaptación caribeña del chateau o palacio francés que nos remonta a los tiempos de las antiguas haciendas cafetaleras y azucareras. Para nuestra sorpresa, esta bella estructura tiene lugar en la literatura puertorriqueña como la hacienda Palmeras, residencia de la familia Moreau en la novela La Llamarada (1935) de Enrique Laguerre quien es, para orgullo de todos los moqueños, natural del barrio Aceituna en Moca. El Palacete es actualmente custodiado por el municipio de Moca y fue restaurado para servir como museo y centro de actividades. Su interior, lucia muy bien decorado por sillones, escaleras, pisos, puertas y ventanas construidas artesanalmente con finas maderas. A nosotros nos pareció toda una joya estética e histórica, no solo de Moca sino de toda nuestra isla. Una verdadera vuelta al pasado de lo que aconteció entre los valles y mogotes de esta región.

Es importante mencionar que auque la construcción de la extensión a campo traviesa de la PR22 no afectara directamente el Palacete si fragmentara la finca de sobre 100 cuerda de terrenos con potencial agrícola en donde este ubica. No es coincidencia que en el pasado se haya dedicado al cultivó del café y la caña de azúcar. Caminar por estos hermosos valles rodeado de mogotes nos hizo entender, no solo el rico pasado de nuestra historia sino, la posibilidad de utilizar este activo histórico y paisajísticos como estrategia para el desarrollo de actividades de turismo cultural y natural de la región. Construirle una carreteras sobre estos terrenos representaría la mutilación del hermoso carácter rural y cultural de este lugar y abandonar una oportunidad única de desarrollo económico para el municipio y la región.

Ya en pleno medio día, y con el sol estaba en todo su apogeo, nos aprestamos a cruzar por la finca de heno del Sr. Nieves. Agricultor que en una entrevistas la noche anterior nos confesó el eterno amor que siente por su finca la cual se refiere como La Novia. No pudimos más que sonreír y simpatizar con ese sentimiento de amor y pasión que este agricultor siente por su tierra. Como ya le habíamos comentado, la finca de este agricultor se vería fragmentada por la construcción de la carretera. Nieves nos comento que dejar que le crucen la autopista es como permitir que le hagan una cicatriz a su novia en la cara. No fue hasta cruzar la finca que entendimos el origen del profundo amor de este individuo por su tierra. Un hermoso llano, por momentos ondulado por suaves lomas, forradas por una alfombra de verdes pastos que resaltaban a la vista por sus distintos tonalidades de verde y por momentos delimitadas por los meandros artificiales de los canales de riego. ¿ A quien no le dolería ver tal hermosura arrasada por una mole de cemento que abriría la llave a un desarrollo urbano desenfrenado?


Realizamos varias tomas del paisaje hasta llegar a la comunidad Las Parcelas del Barrio Aceituna. Ahí tuvimos que realizar el cruce de unos de los canales de riego por lo que parecía ser un puente improvisado construido por uno de los vecino del mismo barrio. En esta comunidad coincidimos con el Sr. López y su esposa e hija. Esta familia sería directamente afectada de construirse la autopista. Los testimonios de la familia fueron un retrato claro del esfuerzo y sacrificio que realizan muchas familias puertorriqueñas por hacerse de su hogar y así poder dejarles un legado a sus hijos. 

Al principio, la pareja nos narro como se verían afectados al perder este “pedacito de cielo”. Su hija, quien en un inicio no quiso participar de la entrevista, al escuchar las preocupación de sus padres no vacilo en levantarse y hacerse sentir. Nos hablo sobre sus estudios y como su proceso de aprendizaje se podría ver afectado por la construcción de la autopista debido a la contaminación de ruido y gases proveniente de los carros. Sorprendentemente esta familia fue de las únicas que hablo de la posibilidad de implementar alternativas  de transportación colectiva por la carretera #2, como autobuses o inclusive trenes livianos, para  atender las necesidades de traslado y congestión vehicular en la región. Finalizada la entrevista, le ofrecimos más información sobre los diferentes recursos en el Internet con información del proyecto propuesto por la ACT y partimos a almorzar a una pizzería cercana en el área donde los pedazos de pizza parecían mas palitroques que cualquier otra cosa. En fin, terminamos satisfechos con un paquetito de galletitas Samoa que muy amablemente Joel compro para todos.

Salimos de la Comunidad Las Parcelas y continuamos por varias fincas  de destinada al cultivo de heno hasta encontrarnos, para nuestra sorpresa, por segunda ocasión en el transecto, con un terreno destinado al cultivo de plátanos. Llegamos al cruce de la carretera numero 111 con calle Villa Damasco. En esta comunidad habíamos acordado previamente con Don Roberto para una entrevista. Este no se encontraba y terminamos hablando con una vecina de la comunidad. Esta se mostró curiosa con nuestra presencia y nos pregunto quienes éramos y enseguida le hablamos de nuestra travesía y de nuestra intensión por conocer la opinión de los residentes con relación a la posible construcción de la PR22 a campo traviesa por su comunidad. Uno de los compañeros se percato que la señora y su esposo tenía una siembra de caña de azúcar en su patio y no vacilamos en pedir unos pedazos. Su esposo muy amablemente se encomendó en la faena de cortar varios pedazos y nos demostró como pelaba correctamente para sacarle el mayor provecho.  Mientras saboreábamos la caña Don Roberto llego para la entrevista pero decidimos posponerla para otro día ya que la noche se nos venía encima y todavía nos faltaban un largo recorrido hasta llegar a la comunidad donde pernoctaríamos esa noche.  nos mostró un cruce seguro entre su propiedad  y las siguientes fincas que tendríamos que atravesar.

Ya con muy poca luz, apretamos el paso en uno de los paisajes más espectaculares que hayamos visto, un campo lleno de lomas, con depresiones que parecían embudos y con decenas de vacas a nuestro alrededor. Casi sin luz, Miriam y Waldemar tomaron fotos y geo-referenciaron los distintos rasgos topográficos. Ya a oscuras, cerca de finalizar la travesía del día, prendimos nuestras linternas y continuamos caminando por terrenos cubierto de mucha maleza que entorpecía nuestro caminar. Waldemar, como pájaro alzando vuelo,  se adelantó al resto de grupo para identificar la ruta más ágil para llegar a nuestro punto de descanso.Luego de casi una hora atravesando terreno ganadero encontramos nuestro destino en la oscuridad de la noche. En esta comunidad fuimos recibidos por la señora Ivone quién muy amablemente había coordinado con los pastores de la Iglesia de la comunidad para ofrecernos hospedaje. Esta iglesia sería una de las varias instituciones que serían afectadas por la construcción de la carretera y que conflige con los planes de la iglesia y sus feligreses de extender sus facilidades y construir una iglesia de mayor tamaño. Luego de asearnos, nos aprestamos a descansar para al otro día continuar con nuestra travesía. 

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